Abstract
La pena de muerte parece que es un tema agotado, especialmente en Costa Rica, donde fue abolida hace más de cien años. Sin embargo, esa impresión sólo responde a una visión parcial y superficial del problema, puesto que la pena capital subsiste en la legislación de muchos Estados (U.S.A. y la Unión Soviética, por ejemplo) y también sobrevive, de hecho, en las crueles ejecuciones extrajudiciales (los famosos “desaparecidos”; en muchos países, aunque la hayan abolido formalmente, estas ejecuciones ilegales y clandestinas demuestran que la realidad desborda y trastorna las pretensiones de las normas que no cuentan con un contexto socio-político que propicie su plena realización.