Resumen
Salvador Novo, el penetrante cronista de la ciudad de México, de la primera mitad del siglo
pasado. -Frívolo, insolente, sabio y elegante- supo siempre asombrar o irritar a sus lectores y a
las sociedad capitalina mexicana porque trastocaba el deber ser de la historia, en este caso de la
ciudad de México como se ve en el poema que antecede a este trabajo en donde Novo desde la
ironía muestra ya desde 1925 como se estaba y se había creado el paisaje urbano y la pretendida
modernidad y así desmitifica la construcción del espacio citadino.
El tiempo es uno de los focos de atención para poder explicar el espacio. Todo lo que ha actuado
en la historia ha quedado inscrito en el espacio. De tal forma que podemos leer en él como en
un gran panel, las trazas, las inscripciones, las relaciones de todos los actores de la historia,
incluso las ausencias y los silencios.3 Sin embargo, el que los acontecimientos sean al mismo
tiempo espaciales y temporales no significa que se puedan interpretar fuera de sus propias
determinaciones o sin tener en cuenta la totalidad de la que emanan y que ellos reproducen. El
espacio social no se puede explicar sin el tiempo social.4
Por lo tanto, se parte de considerar a los sucesos dentro de la lógica espaciotemporal, lo cual
sugiere a las determinaciones como el punto medular de interpretación, así como la reflexión
desde la totalidad en donde se desenvuelven y trabajan los actores sociales y los elementos que
participan.