Abstract
Hacia mediados del mes de agosto de 1910, el exasperado cronista de un semanario obrero capitalino llamaba la atención sobre un hecho acaecido en aquellos días en la región de Limón y entre otras cosas manifestaba lo siguiente: "...acaba de efectuarse en nuestro puerto del atlántico, un movimiento de hombres que sienten como los demás, un grupo de seres cuyo color desdeña el inhumano sentimiento, que declarados en huelga, no han querido a raíz de una emancipación que celebraron , seguir bajo el oprobioso tutelaje de los que explotan su carne, para adocenar los costales de una compañía que no remunera sus esfuerzos, de una raza que forza los eslabones de su esclavitud, de una enferma protección que hasta desheredarlos intenta de la consideración social... Aunque los abusivos que han adquirido títulos de nobleza con la explotación de la masa esclava supongan que estos por su harapienta condición han perdido el derecho de la
protesta, día llegara en que negros y blancos hagan respetar lo que la burguesía les priva y puedan celebrar el triunfo de una emancipación sin grilletes."