Resumen
Nunca antes como ahora la universidad pública tiene la necesidad de “concordar” sus planes y programas con las necesidades de la sociedad. Es una alimentación recíproca, la sociedad a través del erario público provee el presupuesto necesario para su funcionamiento y la universidad aporta el elemento humano y las investigaciones acordes al desarrollo pleno de esa sociedad.
Sin embargo, para que lo anterior se dé es necesario, diría imprescindible, que las administraciones de las universidades coordinen entre sí, que no exista dualidad de acciones que las pueda dividir en algún momento, todo lo contrario, la coordinación expedita permite aunar esfuerzos en beneficio de los intereses de la sociedad y salvaguardar los de las universidades, entre ellas su autonomía y libre cátedra.