Abstract
En la película Le Camión (El camión, 1997), de Marguerite Duras, en lugar de ver un filme, vemos a la
guionista, Duras, y al actor Gérard Depardieu, leer un guion. A través de ese proceso inconcluso de eso
que habría sido un film, Duras propone al espectador imaginar una historia antes que verla en imágenes.
En ese acto de lectura intermedial, el espectador asiste a un filme que reposa casi exclusivamente
en la palabra y en el que podemos constatar el cruce de elementos característicos del texto literario, de
la imagen y de la escena. Este artículo propone explorar la paradoja que reside en este proyecto de obra
inacabada, propio de la poética durasiana.
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