Abstract
Este artículo aborda teóricamente cómo las representaciones sociales alrededor de la adolescencia y la juventud se enlazan cotidianamente en las prácticas educativas, orientando, a veces de modo inconsciente, tanto las metas de desarrollo como las prácticas pedagógicas. Se focalizan las siguientes interrogantes: ¿Cuál es el “mundo posible” que se está contribuyendo a crear en las aulas? ¿De qué manera influye la representación de la juventud en la forma en que se establecen relaciones en el salón de clases? ¿Está el sistema educativo, generalmente fundamentado en la transmisión de la tradición, preparado para hacerle frente al cambio? ¿Somos capaces los docentes de revisar críticamente nuestros propios sistemas representacionales y estilos de comunicación?
Se sugieren algunos aspectos orientadores para fortalecer los vínculos y la construcción del conocimiento, enfatizando los retos de asumir una actitud dialógica para la creación de comunidades de aprendizaje más sanas.