La agricultura de las Antillas: un aporte substancial al mundo.

Autores/as

  • Moisés Blanco-Navarro Universidad Nacional Agraria, Facultad de Agronomía

DOI:

https://doi.org/10.15517/am.v13i2.12074

Resumen

A partir del 12 de octubre de 1492, el mundo ya

no fue el mismo. El almirante Cristóbal Colón tocaba tierras

de un nuevo continente, al que posteriormente llamarían

América. Cuando descubrió Las Antillas, encontró que estas

islas estaban habitadas por diversas tribus donde la agricultura

era el epicentro de sus vidas y de sus costumbres. De ella

se han heredado muchas, las cuales se encuentran vigentes en

el uso cotidiano. El presente trabajo hace descripción de algunas

de estas vigencias y se citan ejemplos de su variada influencia

como los nombres de: maní (Arachis hypogea L.),

maíz (Zea mays L.), guanábana (Annona muricata L.), pitahaya

(Hylocerus undatus B & G) y tabaco (Nicotiana tabacum

L.), en usos particulares en el caso del mamey (Mammea

americana L.), icaco (Chysobalanus icaco L.) y yuca (Manihot

esculenta C.), con propósito alimenticio el quequisque

(Xanthosoma sagittifolium Sh), batata (Ipomoea batatas L.) y

topee tambo (Callathea allonia) y de origen autóctono como

la piña (Ananas comosus L.), nancite (Byrsonima crassifolia

H. B. K.), guayaba (Psidium guajava L.), coco (Cocos nucí-

fera L.), caimito (Chysophylum cainito L.), guayacán (Guayacum

sanctum L.) y la caoba (Swietenia microphyla L.).

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Cómo citar

Blanco-Navarro, M. (2006). La agricultura de las Antillas: un aporte substancial al mundo. Agronomía Mesoamericana, 13(2), 165–171. https://doi.org/10.15517/am.v13i2.12074

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