Abstract
Los trabajos sobre la Diócesis de Nicaragua y Costa Rica, han analizado la organización
interna y externa, el cabildo catedralicio, las relaciones políticas y la religiosidad pero han dejado
de lado la educación del clero secular, tanto de los dirigentes como los sacerdotes que estuvieron
al frente de las parroquias de las ciudades y los pueblos. Al respecto se han creado aseveraciones
un poco a la ligera sobre su escasa preparación académica, por lo que decidimos realizar esta
investigación para conocer dentro de los posible cuál fue la realidad de la preparación del clero
secular de la diócesis. Nos enfocaremos sobre todo a la educación formal, la que consideraremos
como la obtenida en León en el Seminario San Ramón Nonato, que se complementaría en muchos
casos con los grados que otorgaba la Universidad de San Carlos y el Colegio San Francisco de
Borja de los jesuitas, ambos en Guatemala.
La educación del clero secular en todas las diócesis debió de estar bajo el cuidado de los
obispos, quienes debieron de velar sobre todo por la educación formal como lo pedía el Concilio
de Trento. La preparación se iniciaba en muchos casos desde muy temprana edad y para costear
esos estudios era necesario que tuviera una renta que se lo permitiera como lo había expresado
también el Concilio de Trento.