Abstract
Quiero iniciar esta ponencia con un fragmento tomado del tomo tercero de las memorias
de Ernesto Cardenal, titulado La Revolución Perdida. Este fragmento del que les hablo constituye
la parte final del capítulo trece, titulado a su vez “Viviendo en la casa de Somoza”.
Antes de citar textualmente deseo parafrasear la anécdota narrada por Cardenal. Cuenta
que el día en que llegó a Nicaragua la noticia del ajusticiamiento de Somoza la gente se lanzó
a las calles y fue una verdadera fiesta nacional. En esa misma fecha sucedió un acontecimiento
extraño: el chilamate (árbol inmenso que puede vivir y crecer indefinidamente) plantado en el
patio de la casa de Somoza cayó estrepitosamente mostrando sus raíces podridas.