Abstract
Como consecuencia del violento proceso de devaluación sufrido por la moneda desde finales de la década de 1970, que obligó al gobierno a formar nuevos convenios con los organismos financieros internacionales para renegociar la deuda externa (Croker, 1989; Rovira, 1988, Seligson y Muller, 1991), Costa Rica se ha estado comprometiendo con el Fondo Monetario Internacional y e Banco Mundial, a realizar una serie de ajustes en la economía, cambiando en esta forma el modelo de sustitución de importaciones por el de apertura comercial (Furst, 1989; Torres, 1989). Además ha suscrito acuerdos con la Agencia para el Desarrollo del Gobierno de los Estados Unidos (USAID), que le permitan obtener más recursos para sostener los programas de estabilización (Villasuso, 1992).