Resumen
En el presente artículo se analiza el proceso de ambigua invención literaria mediante el cual Juan María Brausen, protagonista de la novela La vida breve (1950), de Juan Carlos Onetti, trastoca la dimensión espacio–temporal de la ciudad en que habita, Buenos Aires, desplazándose a la ciudad que imagina y verbalmente construye, Santa María, como consecuencia de la escritura fallida de un guion cinematográfico. Se demuestra y concluye que en la subjetividad escritural a partir de la que Juan María Brausen franquea los límites entre lo que es y lo que idealiza, operan los siguientes principios filosóficos: i) la methexis platónica; ii) la imaginación primaria y secundaria; iii) la Condición y la Persona, el impulso sensitivo y el impulso formal; iv) el Espíritu, la oscilación y la imagen; v) la voluntad de creación; vi) las ideas como pensamientos deíficos infinitos, independientes e incesantemente móviles; y vii) la alegría primitiva.