Resumen
El reconocimiento que las autoras de Locas por la cocina (1998) expresan a una antecesora del siglo XIX, como lo fuera Juana Manuela Gorriti, amerita asomarse al tratamiento del tema que acometen mujeres intelectuales a finales del siglo XX. En la confluencia de lo que entraña el corpus de recetas (y otros registros discursivos), intentaremos poner a prueba la diversidad con que se contextualizan cuestiones de rol, producto de una escritura militante. Complementariamente, descubrimos que el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince da curso a su imaginación creadora en un Tratado de culinaria para mujeres tristes (1997), texto que da pie para desmontar la ingerencia de la identidad masculina a propósito de las implicancias de sabores y debidas alrededor de estados de ánimo y proyectos de vida de las mujeres.Comentarios
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