Resumen
Los rápidos avances en el campo de la inteligencia artificial (IA) en las últimas décadas ponen de relieve la necesidad de incorporar criterios éticos de responsabilidad. Esa incorporación permitirá el planteamiento de una inteligencia artificial responsable (IAR) que tendrá que fundamentarse en la formulación de un nuevo humanismo. Se entiende que a partir de un humanismo tecnológico se podría impulsar la IAR en el contexto tecnológico actual. Los desafíos de la IA imponen el imperativo de plantear un humanismo de este tipo que asuma un compromiso con miras al futuro. En ese sentido, el humanismo tecnológico representa la exigencia de un tiempo de desafíos tecnológicos y a la vez una premisa ineludible en el planteamiento de la IAR. Es una premisa para la responsabilidad ante un tiempo de exigencias que no se pueden esquivar. Los importantes y profundos avances que ha experimentado el campo de la tecnología nos sitúan frente a un escenario novedoso para la humanidad que demanda una nueva contextualización del humanismo. A la vez, este humanismo tecnológico es crítico porque es conocedor del límite y de su condición condicionada, es decir, de su posición de carestía que la invita a imaginar lo que puede ser y hasta dónde puede llegar. Esta invitación permite entender que los límites no se encuentran situados en un plano negativo, sino más bien como un avistamiento del lado positivo de la tecnología como espacio desde el que hacer posible el florecimiento humano y un nuevo modo de obrar humano.