Resumen
Este artículo propone un balance del zapatismo considerado como un “movimiento de experiencia”. Si bien su impacto en la política mexicana ha sido limitado, los zapatistas lograron construir espacios autónomos donde ponen en práctica formas alternativas de organización colectiva y de relaciones sociales. Desempeñaron un proceso de profunda transformación de sus comunidades, teniendo la dignidad y la autonomía como ejes centrales. Sin embargo, la voluntad de centrar el movimiento en sus raíces locales y de dedicar la mayoría de su energía a un proceso de transformación local no significa que los alcances y desafíos del zapatismo se limitan al nivel local. Los insurgentes consideran, al contrario, que desarrollar alternativas prácticas en el nivel local es la clave de un cambio global de mayor alcance. Por lo tanto, el movimiento zapatista conlleva dos tendencias distintas pero complementarias: la primera se dedica a la construcción de una autonomía local y al auto-gobierno de las comunidades, mientras la segunda busca ser un actor protagónico en la escena social y política nacional e internacional.Comentarios
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