Abstract
Desde los años noventa la calidad en la educación superior y la necesidad de evaluarla se ha convertido en uno de los temas prioritarios de las diferentes agendas políticas y académicas de los países y universidades. En el Instituto Tecnológico de Costa Rica, una de las cuatro universidades estatales, se ha asumido el tema de la calidad desde el año 1998, cuando se incluyó dentro de sus directrices a nivel institucional. Desde esa fecha hasta la actualidad, se han acreditado nueve carreras; en este artículo se presenta una serie de lecciones, producto del proceso de autoevaluación con miras a la acreditación, específicamente, desde la experiencia de una de las carreras acreditadas, por lo que estos factores se inscriben en este contexto. Esta evaluación de la calidad de los programas académicos es una condición indispensable para pensar en su mejora. Con los años se ha demostrado que la manera de realizarla es a partir de un proceso de autoevaluación o autorreflexión realizado por la propia universidad acerca de su quehacer (vinculado a un programa específico o institucional) y de la pertinencia y coherencia de aquel con su misión; seguido de una evaluación externa, que reduzca el riesgo de una mirada endogámica y que enriquezca el proceso de reflexión. Dicho proceso debe conducir a una propuesta de mejora que no se limite a una declaración de buenas intenciones, sino que se convierta en un compromiso institucional con ella misma y con la sociedad. En este contexto, la acreditación otorga reconocimiento público a la calidad de una institución o programa académico. El objetivo de este artículo consiste en reconocer los factores que contribuyen a que una experiencia de acreditación sea exitosa. Lo anterior se presenta desde dos perspectivas: la importancia de una asesoría metodológica y técnica, y la importancia de la participación de los actores y sus aprendizajes.
Since decade of the nineties quality in Higher Education and the need of Evaluating has become one of the priority topics in different politic and academic agendas of the countries and universities. Costa Rica Institute of Technology, one of the four public Universities of Costa Rica, has assumed the issue of quality as an institutional policy since 1998. From that date until now, nine academic programs has been accredited. This paper presents a series of lessons emerged during self-evaluation process. The article describes one of this experiences. This quality evaluation of academic programs is an indispensable condition for its improvement. With the years it has been demonstrated that the best way to do it is by an auto evaluation process or auto reflection made by the own university, concerning about its duty (linked to a specific or institutional program) and of the relevance and the coherence with its mission; followed by an external evaluation, that reduces the risk of an endogamy vision and that enriches the reflection process. This mechanism must conduce to an improvement proposal that is not limited to one declaration of good intentions; rather it should convert in an institutional commitment with itself and the society. In the same direction the accreditation permits the public recognition to the quality of an institution or academic program. The objective of this article consists recognizing the factors that contribute to that an accreditation experience is successful, the previous thing appears from two perspective: the importance of a methodological and technical consultant's office; and the importance of the participation of the actors and its learning.
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