Abstract
El presente artículo analiza la etapa intermedia entre lo que se ha considerado la trilogía ibérica o roja -caracterizada básicamente por la luminosidad de la imagen- y la trilogía negra -de imagen con grano, sombría- de Bigas Luna, donde queda constancia que los filmes del director catalán tienen huellas híbridas. El nexo de unión, aun en esta etapa de transición, sigue siendo la figura femenina. En un primer caso (Renacer) se trata de una imagen virginal -aunque siempre marcada por una sexualidad irresistible- que lleva al protagonista a una culminación que comprende igualmente la dimensión espiritual, pero en los filmes sucesivos (Lola y Las edades de Lulú), esta figura femenina evoluciona a otra de carácter abiertamente erótico cuya relación induce igualmente a la condena -cercana a la muerte- de quien la trata pero también de ella misma.Comments
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