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Abstract
Los condicionamientos históricos han contribuido a conformar un cuerpo complejo de relaciones entre el arte y la literatura. En el campo específico del teatro, la percepción de los límites han sido a menudo forzada por el uso de terminologías confusas y por prácticas que no han cesado de someter el arte teatral al dominio de la literatura dramática. En las últimas décadas del siglo XX y de manera acentuada en estos comienzos del siglo XXI, el advenimiento de las nuevas tecnologías de la comunicación y el marcado uso escénico de los pensamientos artísticos tomados de las prácticas cinematográficas, han relegado el discurso dramático a un estatus secundario. Pero más allá de las prácticas y de las luchas de poder, lo que está en juego es la relación entre los polos opuestos y la redefinición de esa relación a la luz de los nuevos paradigmas de la escena. Este artículo pone en evidencia algunos momentos claves de la evolución del pensamiento teatral y de las prácticas artísticas que de el se desprenden. Se intenta luego establecer un campo de reflexión que permita reelaborar los parámetros desde los cuales impulsar una nueva visión del problema. Desde este punto de reflexión se elabora un marco conceptual que se define en función de los paradigmas teóricos de la teatrología.