Abstract
El artículo analiza el proceso electoral en el Ecuador durante el 2002, que atravesó por dos vueltas, en octubre y noviembre respectivamente. Plantea que los acontecimientos principales fueron, la derrota de los partidos políticos tradicionales y modernizantes, la consolidación del movimiento indígena, que por primera vez accede al gobierno, en una alianza presidida por el coronel Lucio Gutiérrez. La figura populista del líder militar emerge en un escenario de debilidades orgánicas e indefiniciones ideológicas. El espacio entre la primera y segunda vuelta permite el acceso de portavoces de la burguesía al círculo de asesores de Gutiérrez. Los resultados de este proceso abren un desafío político para el movimiento indígena y los partidos de izquierda en el Ecuador, por el cumplimiento de un programa de combate a la corrupción y la pobreza.