Abstract
Después de finalizada la Guerra Civil de 1948, comenzaron una serie de intentos
por recuperar la memoria de los acontecimientos y los grupos que la habían producido. Así,
el periódico La Nación dio origen a una primera narrativa pública titulada “Sangre, Sudor y
Lágrimas”, un título que al parecer pretendía recuperar no sólo el famoso discurso de Churchill
llamando a luchar contra la Alemania nazi, sino también la traducción al español de la película
“In Which We Serve”, estrenada en 1942.2 Esta serie de relatos se basaba en las experiencias de
algunos participantes y fue publicada a partir de mayo de 1948 bajo el seudónimo de Barnaby,
quien realmente era el joven socialdemócrata Alberto Cañas.3 Era la memoria de los triunfadores
que comenzaba su construcción. Junto a esas memorias triunfantes, otros grupos integrados a
los ganadores cuyas expectativas acerca de la sociedad post-bélica no se cumplieron, también
lanzaron a la opinión pública su versión de lo ocurrido.4 Otro tanto hicieron los perdedores
calderonistas.5