Resumen
Desde tiempos de la Antigüedad clásica el océano Índico fue un puente de comunicación entre los pueblos de Asia y de Europa a través de rutas comerciales que unieron el Mediterráneo Oriental con la India y el Extremo Oriente. A partir del siglo VII de nuestra era, las comunicaciones y los intercambios se incrementaron notablemente y llevaron a la migración de población árabe hacia la India, Sri Lanka, islas de Malasia e Indonesia. China igualmente se unió a dicho comercio y recibió mercaderes extranjeros que se establecieron en sus principales puertos. Durante siglos, las especias de las islas del Extremo Oriente, las telas de algodón de la India y las sedas y cerámicas de China llegaron hasta el Mediterráneo oriental por medio del comercio marítimo a través del océano Índico, el mar Rojo y secciones de ruta terrestre en Egipto y Siria. A partir de 1498, los portugueses luego de cien años de exploraciones marítimas en el Atlántico, cruzan el océano Índico y llegan a la India, Sri Lanka, islas indonesias y malayas, estableciendo también enclaves comerciales en India y China. Así, a lo largo del siglo XVI desplazan a los árabes del comercio en el océano Índico y controlan el comercio de las especias y otros productos exóticos hacia los mercados europeos.