Abstract
Este artículo examina las relaciones domínico-haitianas dentro del marco del pen-samiento occidental. Enfatiza la condena europea y norteamericana a la insurrección de los negros en la colonia francesa de Saint Domingue de la cual surgió la República de Haití en 1804. También condena el prejuicio anti-haitiano en el discurso nacionalista dominicano a partir de la dictadura del General Rafael Leónidas Trujillo (1930-1960) y rememora la historia de dominación imperial que potenció la prédica anti-haitiana como fórmula política en la sociedad dominicana. Al fundarse la República Dominicana como estado independiente en 1844 y buscar un lugar dentro del orden económico capitalista dominante en la región caribeña, el nuevo país necesitó el reconocimiento de las potencias imperiales comprometidas con un credo racial negro-fóbico. En ese contexto geopolítico, la clase dirigente dominicana tenía pocas opciones para evitar el aislamiento económico y el gobierno armó un discurso nacionalista anti-haitiano que le abriera las puertas, así fuese precariamente, a los predios capitalistas del Occidente cristiano.