Abstract
El artículo tiene como objetivo analizar las políticas públicas desde la perspectiva cultural. En las naciones latinoamericanas promover políticas públicas siempre es difícil dado que son naciones con institucionalidades débiles y muy desestructuradas. En este contexto, impulsar políticas públicas siempre resulta difícil y constituye un enorme desafío, sobre todo si se trata de incorporar prácticas interculturales. Como han mostrado las luchas por los derechos específicos y universales, el avance de la política emancipadora está lleno de obstáculos. Comenzando porque las políticas públicas son complejas y encierran una dimensión política que procesa las demandas de intervención, las posiciones morales y las propuestas técnicas. Si se enfocan desde la interculturalidad los niveles de dificultad se incrementan, de ahí que no solo deviene en un desafío estratégico sino, principalmente, práctico. Esta debe acompañarse con más política, más acuerdo y más consenso cultural. De esto se trata cuando trabajamos en favor de los derechos humanos. En efecto, el diálogo intercultural constituye un medio para una sociedad más integrada, más respetuosa y con iguales oportunidades para la gente. Al mismo tiempo, muestra el avance en el reconocimiento de la diferencia para tener acceso a los mismos derechos, a las mismas capacidades, a los mismos recursos y a las mismas oportunidades. El proceso de institucionalización, surgido del Estado de derecho, dio respuestas a estas demandas y mostró, ineludiblemente, la diversidad y el camino del reconocimiento. Hoy la globalización muestra que ello es insuficiente y que la demanda por la justicia no solo es un problema local.