Abstract
En múltiples ocasiones Mario Vargas Llosa expresó su fascinación por las novelas del siglo diecinueve. En este trabajo voy a demostrar que Travesuras de la niña mala (2006) entra en el diálogo lúdico implícito con Madame Bovary (1856) y L’ éducation sentimentale (1869) de Gustave Flaubert, y con Padres e Hijos (1862) de Ivan Turgenev, unas de las lecturas predilectas de Vargas Llosa desde su juventud. Propongo que mientras que a Flaubert y Turgenev les interesaban primeramente los aspectos psicológicos de los personajes y la exploración del poder omnipotente de los sentimientos, en la obra de Vargas Llosa, estos temas, obtienen un significado metaficticio explícito, lo que permite al escritor peruano celebrar la ficción como una fuente de la inspiración incesante, la prenda de su inmortalidad. Además, sugiero que dichos escritores comparten el escepticismo sobre la política como una fuerza renovadora de la sociedad, lo que en el caso de Travesuras de la niña mala puede ser interpretado como una manifestación artística del pesimismo del escritor frente a cualquier actividad política- una visión que marca su literatura más reciente.