Resumen
Toda empresa autobiográfica exige cierto grado de verismo (la "realidad" aludida por Kramarae) por parte de la persona literaria: el "peso de la realidad" en palabras de la poeta. Al reclamar su autoría, Helena Ospina cumple cabalmente con este cometido en Andadura de vida porque nombra y renombra los artificios estéticos que son pilares de la posmodernidad. Al hacer justicia a este juicio, se debe recordar que tanto poetas como autobiógrafas (Helena Ospina es ambas) se interpretan a través de múltiples lecturas. El discurso crítico se simplifica o se complica con la investigación y la actividad textual desplegada en la obra literaria como espacio socio-cultural del lenguaje del "yo", acompañado del socorrido retrato y el autorretrato esparcidos por el libro. La escritura ospiniana da coherencia a la fragmentación consciente o inconsciente del sujeto desenmascarado en una técnica discursiva que hace de su vida cotidiana e incluso de su profesión un acto público como lo es la autobiografía poética.Comentarios
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