Resumen
La primera mitad del siglo dieciocho constituyó un período de transformaciones radicales en el desarrollo de las relaciones mercantiles de Costa Rica con el exterior. Al término del siglo diecisiete los colonizadores de origen hispánico tuvieron que enfrentar tanto el descenso demográfico de los indígenas como el cierre del mercado panameño, hacia donde exportaban los abastos producidos con la mano de obra de los indígenas. Por ello, desde estos años iniciaron diversas tentativas para diversificar su comercio. Con el desarrollo del cultivo del cacao en el Valle del Matina y su exportación hacia Nicaragua y Portobelo (en Panamá) momentáneamente lograron mantener sus importaciones de bienes no obtenibles en Costa Rica. No obstante, en el siglo dieciocho los plazas comerciales de Jamaica, Curazao, y costa Mosquitia se convirtieron en los centros principales del comercio de exportación de cacao y de importación de mercancías europeas. De esta forma los colonos costarricenses rompieron su tradicional fidelidad a la Corona española entablando relaciones comerciales con colonias de súbditos de coronas rivales a España. Pero este no fue el único comercio que se mantuvo estos años pues también se exportaban mulas hacia Panamá y se establecieron vinculaciones mercantiles con diversos puertos del Pacífico, tanto de Centroamérica como del Perú y México.