Abstract
Las grandes conmemoraciones son una invitación para hacer un alto en el camino y reflexionar sobre el pasado. Esto es lo que está haciendo el Anuario de Estudios Centroamericanos (AECA) al producir un número especial para marcar el Bicentenario de la Independencia de Centroamérica.
Al leer el número del bicentenario del Anuario de Estudios Centroamericanos recuerdo las observaciones que hacían los salvadoreños hace 100 años. Veo el mismo tono de pesimismo y la misma actitud crítica. Encuentro una lectura de nuestra historia que trata de dilucidar las razones por las que nuestra vida política ha sido “seudo libre” como decía Peralta Lagos, por las que no pudimos perseverar en sistemas auténticamente democráticos. Veo comentarios directos e indirectos acerca del lastre de un pasado lleno de inestabilidad política y autoritarismo y del desafío de lidiar con las ambiciones imperiales estadounidenses.