Abstract
En los últimos años, Costa Rica se encuentra inmersa en un movimiento de renovación y reestructuración del proceso educativo, ya que la expansión cuantitativa, que carácterizó als décadas de los sesentas y ochentas no llevó consigo el aumento cualitativo de la educación (Villalobos, 1990).
Según Cárdenas (1989), para mejorar la calidad de la educación en instituciones educativas, se deben tomar en cuenta cuatro aspectos. En primer lugar, las expectativas educativas, o sea, la definición de las metas de calidad qeu persigue. En segundo término está la participación de los distintos sectores de la escuela tales como docentes, alumnos, padres de familia y representantes de la comunidad; en las decisiones de la escuela, pues un medio eficaz de instrumentalizar y viabilizar la consecución de las metas de calidad. Un tercer aspecto se refiere a la calidad del maestro qeu labora en las escuelas, tanto de su preparación académica como de las condiciones para realizar el trabajo docente. En cuarto lugar está la necesidad de establecer una concepción curricular que se caracterice por ser flexible y significativa, centrada en dos grandes focos, como lo son el contexto socio-cultural y la autodirección.
Según Fulcar (1989), la escuela no está capacitada para la creciente demanda de nestros tiempos, por lo que se hace imperativo introducir innovaciones en nuestro sistema educativo qeu satisfagan las demandas sociales par más y mejoreducación para sus miembros.