Abstract
Con mucha frecuencia, la construcción del currículo en educación se concreta en la organización de una lista de contenidos de materiales, que se ordenan con criterios lógicos, generalmente de lo más simple a lo más complejo, de lo concreto a lo abstracto.
Es frecuente que estos criterios los establezca el especialista, quien formula los objetivos de aprendizaje de acuerdo con su referencial teórico y dejando de lado, en la mayoría de los casos, las características de educando y su contexto cultural.
El conocimiento de la cultura universal acumulada constituye la fuente principal de este currículo (Magendzo, 1986). Muchas veces este conocimiento tiene carácter estático y abstracto, se separa en diferentes asignaturas para su planificación, lo que produce una atomización del conocimiento. Ello impide que el educando adquiera una visión más integrada del saber, lo que Magendzo (1986) llama un currículo de colección.
Es común que la construcción de este currículo se elabore con base en fuentes secundarias tales como: diseños curriculares elaborados anteriormente, textos sobre teoría curricular o sobre disciplinas específicas.