Abstract
Las protestas de los movimientos contra la industria extractiva, particularmente en Guatemala, han sido enfrentadas en la mayoría de los casos con respuestas violentas de parte del Gobierno y de las compañías mineras. El análisis pone particular atención a la forma en la que las élites operan y construyen alianzas, y manejan los recursos y medios para imponerse, generalmente con violencia. El análisis presentado en este artículo sugiere que la respuesta violenta del Gobierno es el resultado de lo que la élite percibe como nuevas amenazas, en un contexto en el cual la vieja élite económica no ha logrado establecer una dominación hegemónica. La respuesta violenta está respaldada por una estrategia que resulta de una alianza discursiva y material en la que están implicados los militares, la élite económica –la vieja y la emergente– y el Gobierno. Se exponen y analizan también las demandas del movimiento de resistencia a la minería para entender de mejor forma el poder al cual se enfrentan los movimientos de resistencia.